The Cure - Ciudad De México - Foro Sol - 8/Octubre/2019

Fotos: Víctor Fuentes

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Trance Emocional

Antes de este recital, The Cure únicamente se había presentado en festivales. Rocktopía Mx les trae cómo fue este regreso de la banda británica a tierras aztecas.

El setlist se conformó por 36 canciones, con una magia indescriptible. La Ciudad de México se vistió de melancolía en una tarde nublada y viento, como sabiendo lo que acontecería.

El inicio estuvo a cargo de “Plainsong”, canción cargada de emociones que se podían materializar, una densa sensación nos abrazó con los acordes de esta sublime composición.

La explosión de júbilo llegó con “Pictures of You”, una de las canciones de desamor más conocidas de la banda, balada que cala las fibras más sensibles de nuestros corazones. Después pudimos escuchar “A Night Like This” -y esa sección de saxofón que tanto se disfrutó-. Luego los acordes intensos de “Just One Kiss”.

Posteriormente, vibramos con una de las más grandes canciones de amor de la historia: “Lovesong”, -la interpretación fue fenomenal, enternecedora-. El recital continuó deleitando nuestros oídos con piezas como “Fascination Street” y “Push”.

“In Between Days” sonó antes de que arribara una de las más esperadas y coreadas: “Just Like Heaven”, esta tierna y sensual canción, con su ritmo y letra seductora puso a bailar a los 66 mil presentes. Luego vino “From the Edge of the Deep Green Sea”, canción no tan conocida, pero que contiene una letra desgarradora y profunda.

Y por si no fueran pocas las emociones, sonó “Want”, una oda al sinsentido de la vida. Posteriormente nos dieron una sorpresa cuando tocaron “Play for Today” antes de lanzarnos una de las favoritas del público: “A Forest”, esta pieza magistral, inspirada en una pesadilla de Smith, -dotó de una atmósfera densa, melancólica. se podía percibir en el ambiente y nos dejó a todos con una sensación de estar en otra dimensión-.

“Primary” con el tajante estribillo: “The further we go, And older we grow. The more we know, The less we show” fue la siguiente en el repertorio. Luego “Shake Dog Shake” y “Prayers for Rain”.

El cierre de la primera parte no podía ser más que con “Disintegration”, existencialista pieza que nos hace reflexionar sobre cómo el paso del tiempo puede desintegrar un amor y desvanecer aquellas promesas que se hicieron algún día, -desgarradora historia que sentimos a flor de piel en el Foro Sol-.

-Melancolía, reflexión de emociones vividas, una intensa nostalgia y una densa atmósfera. Hasta este momento únicamente he comentado de sensaciones, poco de la ejecución musical, pero es que el arte de The Cure se percibe dejándote llevar, sintiendo, envuelto por los acordes y las composiciones líricas sublimes-.

El primer encore nos regaló la contrariedad de la primera sección, aquí vinieron el baile y la tristeza-alegre, con canciones como “Lullaby”, “The Caterpillar”, “The Lovecats”, “Hot Hot Hot!!!”, “The Walk” y “Let’s Go to Bed”. En cada una de ellas el público se entregó, el uso de imágenes alucinantes, dinámicas, acompañadas por las luces al compás de las canciones, -creando momentos mágicos-. Sonaron un par de clásicos, primero “Friday I’m in Love”, mítica, con una alegría que nos brinda algo de esperanza, ejecutada de forma estupenda. Enseguida “Close to Me” que puso a bailar nuestras almas con esa inmortal melodía que hace uso de instrumentos atípicos de The Cure. Y cerraron este encore con “Why Can't I Be You?” para que el baile continuara y por unos instantes nos fundiéramos en una coreografía masiva de 66 mil almas.

Regresarían al escenario una vez más, con “Three Imaginary Boys”, la icónica “Boys Don't Cry” que hizo estallar el Foro Sol, con el canto al unísono de todos los asistentes que tanto habían esperado por este momento, luego “Jumping Someone Else's Train” y “Grinding Halt”. El inminente final estuvo a cargo de “10:15 Saturday Night” y “Killing an Arab”, con su ritmo frenético culminó el maravilloso recital de casi 3 horas.

Corazones rotos, desamores, sufrimiento, melancolía, oscuridad. Robert Smith es un tipo siempre comprometido con el arte que hace, su voz se mantiene intacta, su ingenio complejo, -incomprendido, grandioso-, su sonrisa evidencia que el paso de los años le enseñó a disfrutar más de lo que hace.

Robert Smith tiene un amorío con el escenario, la forma en que se mueve, en que sonríe, o incluso cuando de repente se le ocurre moverse al compás de su música hacen evidente un dominio exquisito de la plataforma, -situación que lo hace ser uno de los mejores frontmans del Rock-. El gran despliegue de energía de Simon Gallup, -con el bajo penetrante, poderoso, con un sonido nítido y limpio-. La evolución de la banda es notoria, -ejecución musical entrañable, cautivadora, provoca un torrente de emociones-. Jason Cooper, Reeves Gabrels y Roger O'Donnell, en la batería, la guitarra y los teclados respectivamente, a pesar de la rotación de músicos a lo largo de los 41 años de trayectoria de la banda inglesa, se sienten parte del cosmos que es The Cure. El sonido de cada instrumento se podía distinguir con nitidez y sentir cómo erizaba la piel, gracias al gran trabajo de los ingenieros de audio.

La pantalla trasera y el juego de luces acompañaron el concierto. Sin demasiada producción. Dejando que la música y las pasiones, fueran protagonistas de la noche. -Cada segundo de este recital se disfrutó, cada instante nos sumergió en Un Trance Emocional-.